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Vida: Paramahamsa Hariharananda



Cuando estudiamos las vidas de personajes notables, podemos observar que sus cualidades especiales se encuentran desde temprana edad. Desde su nacimiento, Paramahamsa Hariharananda (Rabindranath Bhattacharya) fue dulce y humilde. Donde se encontrase, evocaba una atmósfera de amor. Lo suyo fue una vida Divina.

Rabindranath Bhattacharya nació el 27 de mayo de 1907 en una familia Brahmín, en la aldea de Habibpur, localizada en el distrito de Nadia, a unos cuantos kilómetros de Shantipur. El sería un gran maestro de Kriya Yoga y una leyenda entre los buscadores espirituales. Su familia era rica y respetada por sus antecedentes espirituales. Su padre, Haripada, fue estudioso del Sánscrito y versado en las escrituras Hindúes, así como en astrología y quiromancia. A lo largo de su vida, Haripada también adquirió un considerable conocimiento de medicina Ayurvédica. La madre, Nabin Kali Devi, devota, generosa y amorosa, influyó grandemente en su hijo “Rabi” ejemplificando servicio y compasión. Consciente del destino espiritual de su hijo, Haripada hizo todo lo posible para ayudarlo a desarrollar sus cualidades espirituales.

Desde el principio Rabi fue un niño excepcional. Su inteligencia, memoria, comprensión y amor fueron notables. Sólo le bastaba oír una expresión una vez para que la aprendiera de memoria. Por estar al lado de su padre mientras rendía culto diariamente, se distinguió al cantar hábilmente los mantras puja a los cuatro años de edad. Su padre también lo alentaba a leer los libros sagrados de otras religiones y a recitar sus textos junto con sus significados. A menudo Haripada invitaba a su casa a personas espirituales seguidoras de otras religiones. Su perspectiva ecuménica hacia todas las escrituras sagradas tuvo profunda influencia en la vida de Rabi, tanto como monje como maestro en Oriente y Occidente en los años que vendrían. Bajo la guía de su padre, Rabi llegó a ser competente en astrología y aprendió el valor medicinal de las hierbas y plantas.

En 1918, a la edad de 11 años, Rabi tomó parte en la ceremonia sagrada del upanayana (enseñanza de los rezos y prácticas rituales en la familia de un sacerdote). Al final de la ceremonia, Rabi se acercó a su padre con gran amor y respeto pidiéndole iniciación al mantra tradicional de su familia. Se rehusó a comer a menos que su deseo fuera concedido. Conmovido por el fuerte y sincero deseo de su joven hijo, Haripada le inició y predijo que varios gurús estaban predestinados a iniciarle. De este modo el padre de Rabi fue su primer gurú.

Después de completar la escuela secundaria, Rabi ingresó a la universidad en Bardwan, Bengal, donde obtuvo un título de ingeniería en tecnología textil. Al graduarse, trabajó como gerente en una renombrada compañía de textiles, siempre manteniéndose fijo en su búsqueda espiritual. Mientras tanto, mucha gente incluyendo sus hermanos, alentaba al joven y guapo Rabi a que se casara, pero no era su deseo llevar una vida familiar.


Encuentro con Shriyukteshwarji

En 1932 Rabi fue a Priyadham, hogar ancestral de Swami Shriyukteshwar. Allí encontró al gran yogui en la postura de loto, absorto en la infinidad. Con gran devoción Rabi se acercó y se postró frente a él. Sosteniendo la cabeza de Rabi en sus manos, Shriyukteshwarji le besó la frente y después de una breve conversación, le inició en Kriya Yoga. Con una divina y radiante sonrisa, él agregó: “Escucha lo que yo digo. Así como la pequeña semilla del árbol banyan contiene el potencial de un árbol macizo en él, tú también lo tienes. A través de tu práctica sincera de Kriya, llegarás a ser un gran Kriya yogui no sólo en India, sino en todo el mundo. Serás dotado de poderes sobrenaturales y lograrás el nirvikalpa samadhi – el logro más alto para un yogui. En cada momento siente la presencia viviente de la Divinidad dentro de ti. Dentro de un breve período tú te realizarás. Es mi sincero deseo que vayas a Puri a vivir en el Ashram de Karar. Allí conseguirás aislamiento y podrás meditar por un período más largo de tiempo”.


Encuentro con Paramahamsa Yogananda

Paramahamsa Yogananda, el prominente discípulo de Shriyukteshwarji, era un dínamo espiritual. Pasó gran parte de su vida en Occidente, principalmente en los Estados Unidos. Durante los años 1935-1936, cuando Yoganandaji estuvo en la India, Rabi consiguió encontrarlo en Kolkata y le pidió que le enseñara las técnicas avanzadas de Kriya Yoga. También expresó su gran deseo de ser testigo de Yoganandaji en el estado de samadhi. Complacido por su seriedad, Yoganandaji le demostró el estado de samadhi. Rabi quedó asombrado al contemplar el cuerpo de Yoganandaji resplandeciente de luz divina, sin ninguna señal de latido del corazón, pulso o respiración. Rabi recibió de él la iniciación al segundo Kriya. A través del tacto trascendental y amoroso de Yoganandaji, el cuerpo de Rabi quedó lleno de vibración divina dejándolo en un estado dichoso.


Su vida como Brahmachari

Shriyukteshwarji dejó su cuerpo físico en 1936, y poco después Yoganandaji regresó a los Estados Unidos. Rabi extrañó el contacto físico directo con los dos grandes maestros, uno habiendo dejado su cuerpo físico y el otro ahora lejos en los Estados Unidos. A principio de 1938, Rabi ingresó al Ashram de Karar, cumpliendo el deseo de Shriyukteshwarji. Durante su estadía en Puri, una ciudad de la costa Este de la India y la tierra del Señor Jagannath, Rabi visitó otros ashrams y mathas para estar en compañía de los monjes y observar sus actividades. Llevó la vida rigurosa de un brahmachari (renunciante, célibe) pasando el tiempo en aislamiento y contemplación. A partir de entonces se le conoció como Brahmachari Rabinarayan, o Rabi Brahmachari. Gran parte de su tiempo lo pasaba en meditación y ayudando en las actividades del ashram. Varios yoguis realizados guiaron al Brahmachari Rabinarayan en las diferentes etapas del Kriya. Durante este período de sadhana (práctica espiritual) recibió la guía útil de Swami Satyanandaji (amigo de la infancia de Yogananda), de Shrimat Bhupendranath Sanyal (el maestro – discípulo más joven de Lahiri Mahasaya), de la Madre Divina Anandamoyee Ma, y de muchos otros personajes divinos.

Después de un largo período de silencio y meditación, Brahmachari Rabinarayan se encontró constantemente sumergido en el océano de conciencia cósmica y dicha divina. Su meditación se tornó progresivamente más profunda y vibrante. Su mente se absorbió cada vez más en estados de supraconciencia y conciencia cósmica. Adquirió un aura hermosa y un semblante pacífico con ojos radiantes de iluminación yóguica.

Durante este período de intensa práctica espiritual obtuvo ayuda visible e invisible de lo Divino. Una vez, mientras Rabinarayan meditaba y guardaba silencio solo en su habitación, un joven anónimo y misterioso yogui se apareció inesperadamente para revelarle la técnica secreta del samadhi (el estado de comunión con Dios). Desde ese momento, Brahmachari Rabinarayan siguió su camino hacia la autorrealización con paso seguro. Él tuvo muchas experiencias interiores y alcanzó varios estados de samadhi, permitiéndole permanecer cada vez más absorto en el estado de supraconciencia.


Nirvikalpa Samadhi

El período entre 1945 y 1948 fue el más importante para el logro espiritual del Brahmachari Rabinarayan. Una vez, mientras meditaba encerrado en su cuarto del ashram de Puri entró en un estado de meditación profunda. Lentamente cayó hiriéndose la cabeza al pegarse duro contra el suelo. Mientras yacía en la tierra sangrando, los cuervos vinieron a beber del hilo de sangre fresca que fluía debajo de la puerta. Swami Satyananda mirando por su ventana notó los cuervos. Forzó la puerta para encontrar al Brahmachari Rabinarayan inconsciente en el suelo. No tenía pulso, pero su cuerpo no estaba frío. Swamiji le masajeó las plantas de los pies, las palmas de las manos y el pecho para mejorar la circulación de la sangre y lentamente le hizo recuperar el sentido. El Brahmachari Rabinarayan había alcanzado el estado espiritual más elevado, el nirvikalpa samadhi, alcanzando la etapa de paramahansa. En otra ocasión, el Brahmachari Rabinarayan fue a Ketakijhar, un bosque cercano a meditar. Ahí alcanzó de nuevo el estado de samadhi y fue encontrado reclinado contra un árbol, pareciendo estar casi muerto, sin respiración o pulso. Un joven lo encontró y lo llevó de vuelta al ashram.

En las escrituras yóguicas se dice que después de lograr el estado de nirvikalpa samadhi muy pocas personas regresan a la conciencia física. Sólo muy pocos bendecidos, los que deben cumplir la misión divina de Dios y guiar a otros buscadores en el camino espiritual, regresan como Sus instrumentos.

Después de 1948, a través de la meditación profunda, era capaz de lograr el estado de samadhi en cualquier momento que él lo deseara. En la historia moderna de santos y sabios, Ramakrishna Paramahamsa, Lahiri Mahasaya, Swami Shriyukteshwar y Paramahamsa Yogananda, eran capaces de lograr ese estado a voluntad. Brahmachari Rabinarayan fue observado en este maravilloso estado de samadhi por mucha gente, incluyendo a doctores y científicos del oriente y occidente.

Encuentros con Babaji

Un maravilloso y extraordinario momento ocurrió en el año 1949. Mientras el Brahmachari Rabinarayan estaba profundamente absorto en meditación dentro de su cuarto en el Ashram de Karar, su habitación se volvió repentinamente luminosa. El Brahmachari Rabinarayan abrió sus ojos para contemplar a Babaji Maharaj, la inmortal y antiquísima encarnación de la divinidad, parado silenciosamente ante él. Babaji Maharaj se le acercó y cerró los ojos al asombrado Brahmachari Rabinarayan, el suave toque de sus dedos trajo un torrente de luz.

Shri Babaji Maharaj de nuevo se le aparece en otra ocasión en su pequeño cuarto de meditación. Le tocó la cabeza a Rabinarayan y le bendijo. Otra vez el toque maravilloso de Babaji Maharaj le llevó al reino supraconsciente de paz, tranquilidad y brillante resplandor. Brahmachari Rabinarayan inclinó su cabeza para tocar los santos pies del gran gurú. Babaji Maharaj, satisfecho por su devoción, le dijo: “Me alegro por tus logros. Pero recuerda que la meditación no se acaba nunca. Entre más profundo te sumerjas más rico surgirás, pues nuevos campos se descubren sucesivamente; mientras perseveres tenazmente con tu meditación, podrás exponer y revelar Kriya a otros. Te bendigo y te autorizo a propagar el Kriya. Tu toque dará divina revelación a los buscadores espirituales. Te dejaré ahora y no me haz de seguir. Continúa meditando profundamente.”

Tal atención especial y las bendiciones del inmortal yogui, Shri Babaji Maharaj, inspiró a Rabinarayan para meditar con mayor intensidad. En 1960 después de su iniciación en la orden monástica, quiso ver a Shri Babaji de nuevo, entonces viajó a Ranikhet en los Himalayas, donde el propio Babaji inició a Shri Shyama Charan Lahiri en la sagrada técnica de Kriya Yoga. Esta era una región de belleza natural, con frutas y flores en abundancia. Disfrutando la imponencia de los Himalayas, Rabinarayan escaló el estrecho sendero y se sentó a descansar y meditar. Como si la Eternidad misma le hubiera susurrado, escuchó el tono melodioso de Mahavatar Babaji Maharaj: “¡Hijo mío! ¿Por qué te molestas en venir aquí? Me presenté dos veces ante ti, en la ermita de tu gurú. Cuando lo desee, me apareceré ante ti por mi propia cuenta. Estoy completamente satisfecho contigo. Inundarás a los países del occidente con las corrientes del Kriya Yoga. No obtendrás una visión de mí, aquí y ahora. Regresa y siente mi omnipresencia.”

Mantra mulam gurur vakyam: “Las palabras del Gurú, el maestro, son las raíces del mantra” – la llave al éxito. Guardando esta enseñanza bendita en su corazón, regresó a casa.


Iniciación a la vida monástica

Como ya había alcanzado el estado yógico más elevado, Brahmachari Rabinarayan decidió aceptar formalmente la vida monástica de un sannyasi (monje renunciante) después de 20 años como Brahmacharya. Como su guruji Swami Shriyukteshwarji no se encontraba con vida, Rabinarayan decidió tomar los sannyas con el Shankaracharya de Puri, Su Santidad Jagadguru, Swami Bharati Krishna Teertha el 27/05/1959. Rabinarayan adoptó el nombre monástico de Swami Hariharananda Giri. El Jagadguru Shankaracharya explicó el significado de este nombre, que consiste en tres palabras: hari, hará y ananda. Hari y Hará son dos aspectos de la divina Trinidad, particularmente se refiere a la constancia y desintegración del universo, mientras que ananda es dicha. También hay un sentido más profundo de estas tres sílabas: ha, ra/i: Ha representa el color supremo del sol naciente; Ra es el fulgor de la llama; I es la fuente de energía. Por lo tanto, Hariharananda es el estado de dicha divina que surge del verdadero estado sin forma. A Swami Hariharananda se le ofreció la prominente posición de Shankaracharya, pero escogió, en cambio, cumplir los deseos de Mahavatar Babaji y Shrijukteshwarji de divulgar el Kriya Yoga alrededor del mundo.


El fin de su vida física

Para cada principio hay un final. Después de 95 largos años, Baba Hariharanandaji se preparaba para dejar este plano físico. Todo yogui realizado sabe antes de morir que ya ha experimentado la muerte. La muerte física ya no es un evento trascendental para ellos. Mientras la gente ordinaria teme a la muerte, las personas iluminadas la aman. Para ellos el cuerpo es como la ropa que usamos por cierto tiempo. Baba Hariharanandanji supo que su hora de partida se acercaba, así que llamó a sus seres más queridos y cercanos y les dijo: “ ¿Están listos? Yo estoy listo. Me estoy yendo”. Pero antes hizo todos los arreglos necesarios para que su misión divina en este plano continuara.

A las 6.48 pm (tiempo estándar del Este) del 3 de diciembre de 2002, Paramahamsa Hariharananda tranquilamente dejó su cuerpo mortal, el cual fue llevado a la Madre India para ser enterrado con sus ancestros. A su llegada a la India le recibió la Guardia Nacional de Honor, un homenaje nunca antes conferido a un monje. Su cuerpo físico fue trasladado a su ashram en Balighai, Orissa, donde miles de personas llegaron de todo el mundo a rendir tributo a este gran querido maestro. El hermoso y majestuoso santuario del Samadhi de Paramahamsa Hariharananda, en el ashram de Balighai, se terminó en el año 2006 para honrar el primer centenario de su nacimiento. Ahora se ha vuelto un lugar de peregrinación para las personas de todo el mundo.

Extractado de “Vida y Enseñanzas de Paramahamsa Hariharananda” – Prajnana Mission - 2006

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