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EL OBJETIVO DE LA VIDA por Paramahamsa Hariharananda


El objetivo de la vida es llegar a la orilla de la inmortalidad, utilizando el cuerpo humano como barco. Por este barco, uno tiene que cruzar el océano de la vida y la muerte y volverse inmortal. Esto sólo puede lograrse mediante la percepción del Sí mismo. No podemos percibirlo fácilmente, ya que estamos enredados en la jungla de la materia: el cuerpo y la mente. Para la persona ignorante, el cuerpo es el Sí mismo; mientras que para los eruditos, el ego parece ser el Sí mismo. No hace falta decir que ambos están engañados.


Las diferentes ondas que surgen en citta (memoria) cubren al Sí mismo. Un leve reflejo del Yo se percibe en estas ondas que cubren al Yo. Estas ondas son el samskara (la suma total de las impresiones de nuestras acciones). La naturaleza real del Sí mismo no puede ser realizada mientras exista una sola ola en el lago de citta. Tan pronto como todas las olas se calman, el meditador alcanza nirvikalpa samadhi o estado sin semilla. El estado sin semilla se alcanza cuando las acciones ya no forman impresiones en el subconsciente y, por lo tanto, dejan de atar. En este estado, todos los velos se levantan y se percibe el Ser, brillando en Su propia gloria.


La vida en la tierra se caracteriza por cambios incesantes. La Bhagavad Gita se refiere al mundo como lleno de infelicidad, morada de miserias y transitorio. Los sabios de antaño declararon por experiencia directa que “La Verdad es Una”. Y la meta de la vida humana es la realización de esta Verdad. El Mahabharata declara que el contacto con este universo es tan temporal como el contacto de un tronco de madera con un río que fluye. Por lo tanto, el mensaje de los antiguos sabios a la humanidad es: “Hijo de la inmortalidad, conócete a ti mismo como el Infinito. Conviértete en el Todo. Esa es la Bendición Suprema”.


La vida es preciosa; pero corta. La hora de la muerte es incierta. El auto esfuerzo significa purushartha, lo que puede llevarnos a la meta más elevada. El reino de la paz está más allá del habla, más allá del pensamiento. Es un estado positivo de logro espiritual. Es nuestro centro, nuestro ideal y meta. Es la conciencia perfecta del Ser. La meta de la vida es el logro de la realización del Sí mismo.


Moksha o liberación es el summum bonum (el principio y fin de todo) de la vida. Es el cumplimiento del propósito de la vida. La esclavitud de la vida y la muerte en la tierra, así como en otros planetas, ya no existe para quien ha alcanzado moksha. El objeto real de la vida es la realización de esta libertad. La realización de la identidad del alma individual con la del alma universal es liberación. Aniquilando el ego individual, alcanzamos la verdadera universalidad. Alcanzamos la vida eterna, una vida más plena.


Cada persona es dueña de su propio destino. Él puede hacer cualquier cosa y todo. Prarabdha karma está bajo su control. Al utilizar el libre albedrío, puede alcanzar la realización más elevada. De hecho, no hay nada imposible bajo el sol que él pueda lograr. Se ha incapacitado a sí mismo, porque ha olvidado el poder de su Yo real.


La meta de la vida para todos los seres es la felicidad, la paz, la satisfacción, la seguridad, el conocimiento y la inmortalidad. Este deseo de perfección brota del Ser, la imagen de Dios dentro de nosotros. La imagen perfecta de Dios dentro de nosotros está buscando expresarse a través de cada individuo. La única forma de realizar esta expresión más completa es unir nuestra conciencia aislada con el océano de la conciencia cósmica: Dios. Paramahamsa Yoganandaji dice: “Una ola individual que surge del océano está sujeta a las leyes del cambio. Nace, existe y se muere. Pero cuando la ola se da cuenta de que no es más que una forma manifestada del mar, cuando sabe que el mar se ha convertido en esa ola y en todas las demás olas, cuando la ola sabe que es el mar, entonces sabe que aunque su forma puede cambiar, nunca se pierde ni se aniquila”.


De manera similar, nuestra existencia individual puede volverse inmortal solo al adquirir la inmortalidad de Dios. Nuestra conciencia puede volverse incesante solo cuando se disuelve en la conciencia cósmica de Dios. Nuestro gozo será un gozo eterno, siempre existente, sólo cuando esté unido al gozo siempre nuevo de Dios. La autorrealización significa el conocimiento del propio Ser y su identidad con Brahman o Dios. Entonces uno va más allá del tiempo, el espacio y la causalidad. Este estado es, en realidad, el comienzo del estado original de la humanidad y no una nueva adquisición. El karma es la causa de la esclavitud o la imperfección. Los deseos producen karma y la mente produce deseos. Sólo fusionando la mente en la mente cósmica o universal se destruyen los deseos. Al volverse sin deseos, las acciones de una persona no la atan. Se vuelve libre.


La esencia de la religión reside en la experiencia personal de lo Divino. Por la sadhana, esto se vuelve posible. Sadhana significa cualquier práctica espiritual que permite al aspirante realizar a Dios. Es el medio por el cual uno puede alcanzar la meta de la vida. Sadhana es simplemente un medio para un fin. Presupone cierta disciplina para ese fin específico. En religión, sadhana incluye todas las prácticas y ceremonias religiosas que conducen a la realización de verdades espirituales. Sadhana es la religión en la práctica. Para amar a Dios debemos conocerlo en nuestra conciencia, no a través de libros o filosofía. Sólo entonces puede haber amor genuino. La práctica espiritual es el medio para ese conocimiento. De la acción surge el conocimiento, no puede haber amor real, sólo sentimentalismo. La forma más segura de conocer a Dios es aquella que fue descubierta y practicada por los grandes maestros y yogis. Por meras oraciones no podemos y no descubriremos la verdad espiritual. Al igual que los científicos, tenemos que concentrarnos y sistematizar nuestras actividades y experimentos. La diferencia es que, mientras los científicos se aplican a las leyes de la naturaleza, nosotros debemos ir hacia adentro y aplicarnos las leyes del espíritu. Kriya Yoga es el método científico que guía a los verdaderos buscadores de Dios hacia su meta.


La religión pertenece a la conciencia más profunda de la humanidad. El entrenamiento psicológico y físico es necesario, ya que la realización espiritual es el desarrollo del espíritu encerrado en la forma humana. Lo finito despliega gradualmente lo Infinito. Pero como el Infinito ha asumido una forma finita, el desarrollo del primero está ligado al crecimiento y desarrollo del cuerpo. El desarrollo integral de los aspectos físicos, mentales, intelectuales, morales e intuitivos de una persona es una realización espiritual esencial. El cuerpo es el instrumento para la expresión de la fuerza vital. La disciplina del cuerpo y la mente es esencial para la persona que busca la realización. Además, es un activo invaluable que ayuda en todas las situaciones de la vida. Por lo tanto, la religión debe educar y desarrollar a la persona en su totalidad: la cabeza, el corazón y las manos. Sólo entonces puede haber perfección. Debe haber un desarrollo simultáneo del cuerpo, la mente y el alma.

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