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Swami Shriyukteshwar Giri

Un digno discípulo de Lahiri Mahasaya, Priyanath Karar, constantemente absorto en la conciencia de Dios, profundamente en el estado shambhavi, e introvertido, no fue otro que el mundialmente renombrado Swami Shriyukteshwar Giri. 


Lo que los antiguos sabios y santos habían practicado y puesto en escrituras, él lo tradujo en su propia vida al pasar a través de los cuatro ashramas (etapas) de la vida hindú: brahmacharya (celibato), grihastha (jefe de familia, vida familiar), vanaprastha (vida de reclusión ) y sannyasa (renunciación) con el logro de los cuatro purusarthas: dharma, artha, kama y moksha, para marcar su ilustre vida como completa y toda perfecta. 

Swami Shriyukteshwar Giri nació de un padre terrateniente disciplinado, meticuloso y diligente, Kshetranath Karar, y una madre devota, piadosa y pura, Kadambini Devi, el 10 de mayo de 1855 en Serampore a orillas del sagrado río Ganges.

 

Originalmente llamado Priyanath Karar, era brillante, curioso, valiente, audaz, altamente espiritual, razonable y lógico desde su misma infancia. Su innata y arraigada tendencia a la búsqueda interior y su insaciable sed de conocimiento le ayudaron a pasar todos sus exámenes escolares con éxito y luego asistir a la universidad y a la escuela de medicina. 


Luego de la muerte de su padre, bajo la guía de su madre consciente de Dios, se casó según el deseo de su madre. A pesar de sus muchos logros, su vida familiar, sus conocimientos médicos, su dominio de la astronomía y la astrología, y su conocimiento de muchos idiomas, incluyendo el inglés, francés, hindi, bengalí y sánscrito, todavía tenía sed de algo más.

 

Un intenso deseo por la realización de Dios le llevó a visitar sabios y santos. Su búsqueda no obtuvo respuesta hasta que conoció a Shri Shyamacharan Lahiri Mahasaya en Kashi (Benarés) y se convirtió en su discípulo.

 

Desde el auspicioso día de su iniciación en Kriya Yoga, Priyanath se dedicó sinceramente a la meditación y a la práctica de Kriya en estrecha correspondencia y compañía de Lahiri Mahasaya. Era tan querido para el corazón y la mente de Lahiri Mahasaya que su maestro se dirigía a él como Priya (querido) para mostrar su especial afecto hacia él. 


Al regresar de la Kumbha Mela a Serampore, comenzó el sagrado proyecto, según las indicaciones de Babaji Maharaj, de escribir una síntesis entre la filosofía occidental y el misticismo oriental.

 

Pronto completó la obra titulada Kaivalya Darshana (La Ciencia Sagrada) y Babaji Maharaj, como había prometido, privilegió a Priyanath con su darshan, cuando éste salía de su baño en el río Ganges luego de meditar durante toda la noche.

 

Babaji Maharaj declinó de visitar el ashram, incluso con el corazón de Priyanath humedecido de súplicas. La euforia que tenía mientras corría al ashram y regresaba con leche y frutas para ofrecer a Babaji Maharaj pronto se secó cuando no encontró más a Babaji, y con gran enojo los arrojó.

 

Esta furia de ira no permaneció oculta a Babaji Maharaj. Con motivo de su encuentro con Babaji Maharaj en la casa de Lahiri Mahasaya, el gran maestro le advirtió que no se enojara ni mostrara arrogancia. 

El 22 de marzo de 1903, el día del equinoccio de primavera según la astrología cósmica de Priyanath, no el convencional 13 o 14 de abril, estableció una ermita llamada Karar Ashram en Puri Nilachaladham y adyacente a la orilla del mar.

 

Fue un hito en la historia del Kriya Yoga. Traído desde las laberínticas cavernas de los Himalayas hasta las llanuras por su maestro, Yogiraj Shyamacharan Lahiri Mahasaya, Kriya Yoga fue difundido por su digno discípulo Shriyukteshwarji para mezclarse con el océano infinito. 


Según le fue revelado anticipadamente a su discípulo Narayan, Swami Shriyukteshwar entró en mahasamadhi el 9 de marzo de 1936, en el Karar Ashram de Puri.

 

Un digno discípulo puede ser un digno maestro. Él produjo muchos dignos discípulos realizados en Dios y de renombre mundial, como Paramahamsa Yogananda y Paramahamsa Hariharananda, que hicieron fructificar exitosamente el sueño de su maestro al difundir el Kriya Yoga a todos los rincones del mundo.

 

El maravilloso relato de su resurrección ante Yoganandaji en un hotel de Mumbai luego de su mahasamadhi, narrando su estadía en hiranyaloka, y apareciendo ante Paramahamsa Hariharananda y otros discípulos muchas veces, llena a los devotos con vibraciones espirituales.

 

Sus cinco matices por excelencia -autocontrol, firmeza en la práctica espiritual, profundo conocimiento de las escrituras, la autoentrega y estricta disciplina- permanecen como invaluables tesoros para los practicantes de Kriya que desean ascender a lo Supremo. 

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