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Mahavatar Babaji Maharaj

Mahavatar Babaji Maharaj es a la vez atemporal y eternamente joven. En algunas ocasiones no tiene forma, mientras que en otras se aparece ante sus discípulos en cualquier forma en que él desea, para liberar a la humanidad de sus grilletes mundanos. 


Reverentemente denominado con varios nombres, tales como Mahamuni, Tryambaka Baba, Shiva Baba y Badua Baba, Babaji Maharaj no puede ser descrito con ninguna certeza histórica ni de las escrituras.

 

Sus obras son divinas, envueltas en un misterio que escapa a todo detalle preciso. El tiempo no ha podido revelar los datos acerca de su nacimiento, identidad y vida. Él es primordial e inmortal, no permaneciendo cautivo de los límites de tiempo y espacio.

 

Él es supremo e incomparable entre todos los santos y sabios. Él asume una forma totalmente compasiva, hermosa y luminosa para proporcionar una experiencia de vida nueva a las personas confundidas, afligidas, temerosas, desanimadas y dubitativas, mostrándoles la autopista a la realización de Dios. 

Babaji Maharaj permanece absorto en profunda meditación en los densos bosques, cuevas y nevados picos de los Himalayas, al mismo tiempo que mantiene una mirada vigilante sobre los buscadores sinceros en sus caminos hacia lo Supremo.

 

Su divino juego de milagrosas apariciones y desapariciones, según lo narrado por sus discípulos Lahiri Mahasaya, Swami Pranavananda, Swami Shriyukteshwar, Hamsa Swami Kevalananda, Paramahamsa Yogananda y Paramahamsa Hariharananda, es su manera única de guiar a los discípulos en el camino de la divinidad, hacia la liberación rápida.   


Hay un brillante relato sobre su acompañamiento a Lahiri Mahasaya desde la infancia hasta su ascenso a lo divino, así como un ave que resguarda a sus crías bajo sus alas protectoras.

 

Él inició a Lahiri Mahasaya en las liberadoras y sacrosantas técnicas del Kriya Yoga. Por el poder divino ilimitado de Mahavatar Babaji, Lahiri Mahasaya entró en el nivel más profundo de la realización de Dios, el estado de nirvikalpa samadhi.

 

Atravesando las sucesivas etapas del autoconocimiento, permaneció anclado durante siete días en el reino inmortal de Brahmaloka.

 

El compasivo Babaji Maharaj le instruyó a que regresara al mundo y desempeñara sus deberes mundanos como un yogui jefe de familia ideal, iluminando el sendero de la liberación para las personas del mundo y sannyasis por igual que sinceramente buscaran la realización de Dios.

 

De esta manera Babaji enseñó que la liberación no era más el monopolio de unos pocos sannyasis elegidos, y que las personas del mundo podían alcanzar la divinidad sin abandonar sus obligaciones. Al buscar el alma en cada momento durante todas las actividades, podemos alcanzar la realización de Dios.  

Babaji Maharaj puso a prueba la profundidad del amor y la determinación de un devoto norteamericano que había estado buscándole a lo largo de los inaccesibles despeñaderos de los Himalayas.

 

Al vislumbrar a Babaji Maharaj, el rostro del devoto se iluminó de alegría y fluyeron lágrimas por su rostro. El devoto imploró a Babaji Maharaj que lo aceptara como su discípulo. Babaji Maharaj se negó con severidad, y el devoto norteamericano repentinamente saltó al precipicio cayendo en un abismo rocoso debajo de la cornisa.

 

Babaji Maharaj instruyó a sus discípulos a que recogieran el cadáver. Con el divino toque de Babaji, el devoto norteamericano volvió a la vida y se le concedió el raro privilegio de ser discípulo de Babaji Maharaj.

 

Al igual que un director que permanece en el fondo instruyendo a los actores, Shri Babaji Maharaj supervisa el escenario mundano, apareciendo sólo en raras ocasiones. En la Kumbha Mela, se dirigió a Priyanath (Swami Shriyukteshwar), el discípulo amado y cercano de Lahiri Mahasaya, como "Swamiji", para gran asombro de Priyanath.

 

Instruyó a Priyanath a que escribiera un libro que combinara la esencia de la metafísica de la India con la de Occidente, con la promesa de reunirse con él en el día en que finalizara. Fiel a su palabra, Babaji Maharaj lo visitó en el día en que se completó el trabajo asignado, cuando Priyanath salía de su baño en el Ganges en Shri Rampur.   


Lahiri Mahasaya, Babaji Maharaj, y su hermana, Mataji, se aparecieron de un destello de luz en el baño ghat de Dasahwamedha a Ramgopal, a quien su gurú, Lahiri Mahasaya, le había dicho que acudiera hasta allí.

 

Cuando Babaji Maharaj deseaba desechar su cuerpo, su hermana Mataji dijo: "Como no hay ninguna diferencia entre estar instalado en Brahma y estar en la forma inmortal, promete ante mí que nunca renunciarás a tu forma corporal, por la liberación de toda la raza humana."

 

Escuchando su oración, como un sello distintivo de su gran compasión, él le prometió que así sería.  

Las divinas majestades de Babaji Maharaj y la promulgación cósmica de su sueño son infinitas. Él vaga por siempre en el gran lienzo etéreo de la divinidad, trascendiendo las limitaciones de las distinciones mundanas como casta, clase, religión, cultura, historia y geografía.

 

Él trajo el mensaje del Kriya Yoga al Occidente a través de Paramahamsa Yogananda y Paramahamsa Hariharananda, quienes fueron traídos por su dirección al estrecho contacto con Swami Shriyukteshwar para su entrenamiento espiritual y custodia.

 

Se apareció ante Paramahamsa Yogananda antes del viaje de Yoganandaji al Occidente.  

 

La oración ferviente de Brahmachari Rabinarayan (Paramahamsa Hariharananda) por vislumbrar la forma de Mahavatar Babaji fue benévolamente respondida cuando Babaji se apareció ante él en el Karar Ashram de Puri en 1949.

 

Complacido con el alto logro espiritual de Paramahamsa Hariharanandaji, Babaji Maharaj le inspiró a visitar el Occidente con el fin de propagar el Kriya Yoga. 

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